Jarrón con tulipanes

04.12.2024

   Buenos días, buenas tardes o buenas noches, depende de vosotr@s. Hoy he colgado en la sección de Fotografías con mucha edición dos obras tituladas, una "Jarrón con tulipanes I", y otra "Jarrón con tulipanes II". Estás dos nacen de mi experiencia de opositor y me gustan mucho, sobre todo la de arte moderno. Un día cuando vi a mis hijos más crecidos, y después de haber trabajado durante seis meses en el ayuntamiento de mi pueblo, decidí intentar coger un puesto de trabajo publico. Como podéis pensar el final no ha sido feliz, pero la experiencia a dado sus frutos creativos. Os lo cuento: 

   "Era un día como cualquier otro en la academia de oposiciones. Allí me encontraba, al borde del colapso mental tras intentar comprender por enésima vez la mecánica de los procedimientos administrativos. Había tomado la decisión —un tanto impulsiva, lo reconozco— de dejar a un lado mis estudios previos de ingeniero técnico industrial y lanzarme al mundo del funcionariado administrativo. Porque claro, eso de ser administrativo parecía, a priori, un camino seguro y estable. ¡Ay, qué ingenuidad la mía! Resulta que la oposición no era difícil, era el Everest de lo feo: normas infinitas, tecnicismos que rozaban lo surrealista y una burocracia tan densa como el gazpacho de mi abuela. A una amiga mía le ha salido bien, y me alegro, pero ella tiró por sus estudios, más merito.

   Aún así, allí estaba yo, en esa academia, empeñado en que "algo saldría". La escena siempre era la misma: estudiantes con ojeras cual mapaches, murmurando artículos de memoria, y tutores que miraban al horizonte como si supieran que el 90% de nosotros no llegaríamos a buen puerto. Pero aquella tarde, algo diferente ocurrió.

   Mientras esperaba a mi tutora, que estaba ocupada atendiendo a otro opositor que probablemente también se replanteaba su vida, mis ojos se posaron en un jarrón de tulipanes. Estaba en la esquina de la sala, junto a una máquina de café que nunca funcionaba. Los tulipanes parecían fuera de lugar, tan vivos, tan coloridos, en contraste con la atmósfera gris y desesperanzada de la academia. Me gustaron. Fue una especie de epifanía. Pensé: "¿Por qué no inmortalizar esto?".

   Saqué mi viejo pero fiable Nokia 1020, ese que tenía una cámara que en su día fue la envidia de todos. Abrí la aplicación de cámara, enfoqué, y aprete el botón de disparo (este móvil lo tenía) e hice la foto, pero no me detuve ahí. Al llegar a casa, la edité para que pareciera una pintura. Y después, en un arrebato creativo, decidí transformarla de nuevo, esta vez en algo con un aire de arte moderno. La imagen final era algo entre Kandinsky y un cartel de feria; un desvarío visual, pero, oye, me gustaba.

   No aprobé la oposición, claro está. Aquello era una batalla perdida desde el principio, pero la experiencia me dejó algo inesperado: esa foto. Hoy en día, cuelga en una pared de mi casa, un testigo silencioso de mis intentos por domar la burocracia. Los tulipanes son un recordatorio de que, incluso en medio del caos, puede haber belleza... aunque a veces haya que capturarla con un Nokia."

   Espero que os haya gustado tanto las obras, como su propio relato de existencia.

   Bye, bye my friends,

                                      nandoLARA